lunes, 3 de mayo de 2010

miércoles, 28 de abril de 2010

INTRODUCCIÓN

El espacio que recorro con mis sentidos habita en mi imaginación. Su existencia física continúa, más la realidad ya no contiene la simbología de mi memoria. El espacio que recorro es un espacio que pertenece a mi recuerdo. Y ha sido reconstruido con retazos, antes de que mi sentidos vuelvan a recorrerlo muchos años después.

Es mi espacio porque solo la solidez de la memoria puede resistir cambios, separaciones, mudanzas, traslados. Es el espacio del desapego. Y a la vez, de la apropiación.

OLFATO




Cierro los ojos. No para oler. Para imaginar.

Para imaginar que cierro los ojos y que huelo.

La humedad entra profunda y directa a los pulmones y se siente frío. La humedad huele a libro viejo, a polillas, a ropero recién abierto.

También está el mar, cercano, grosero, soplando un vaho de pescados. También la vejez, siempre estuvo. Estuvo en mi abuelo, en mi tío, ahora en mi padre. Ahora es su espacio. Ahora es su olor. Es el olor de mi infancia sin embargo.

Abajo el jazmín.

Con un olor que sube, enredado.

OÍDO


Desde el jardín el tocadiscos en toda su potencia.

La música sale por las ventanas y la puerta. La comparten todos, no solo nosotros.

Los vecinos, los pasantes, los caminantes. Las risas de los caminantes.

Los pies en el pasto suenan fresquito.

La tetera silba.

GUSTO


El café.

Los almuerzos duran horas debajo de los caballitos de acero.

Se come.

Todo sabe a mercado.

Mandarinas chicharrones de chancho pescado y leche con café porque no había cocoa es que eran los años de Alan mientras mi hermana lame la mantequilla directamente desde el taper y mi abuelo humedece sus migajas de pan en el té y el plátano con miel era un manjar interminable y los sabores todos venían del mercado y los dulces de higo de la cocina y del árbol de mi abuela.

TACTO




Todo entra en una caja. El recuerdo se ha vuelto miniatura cada vez más ligera de cargar. Todo en una caja. Básicamente papeles. Papeles en forma de cartas, de notas en varios idiomas, de canciones, de poesía. De empapelado de pared.

También hay un gatito de madera con la cola enrollada sobre el lomo y las orejas alertas. Una textura que pasa por mis dedos pero antes por mi memoria. Y antes, por las manos de mi abuelo.

TEORÍA

“La imagen poética (…) no es el eco del pasado” afirma Bachellard. Es más bien lo contrario: la resonancia. Son las ondas sonoras del recuerdo que se replican, interminablemente, con un dinamismo propio, hacia adelante. En “Poética de la reconstrucción” planteo trabajar sobre el recuerdo de un espacio que ya no existe, que ya no es más el mismo espacio. Y que sin embargo existe en mi memoria; una memoria que es capaz de activarse a través del estímulo sensorial. Esa estimulación sensorial no es del todo real; es producida por la imaginación.

Así, me sitúo – a través de mi imaginación – en mi espacio. En el espacio al que pertenezco, del que provengo, el que hasta hoy me contiene . Ese espacio es una idea. Una idea construida virtualmente, utilizando elementos del pasado rescatados de mi memoria, sonidos y sensaciones de otros tiempos, peor también del presente. Y talvez, construida también por recuerdos inexistentes, inventados, puramente imaginados.

“A través de todos los recuerdos de todas las casas que nos han albergado, y allende todas las casas que soñamos habitar. ¿Puede desprenderse una esencia íntima y concreta que sea una justificación del valor singular de todas nuestras imágenes de intimidad protegida?” (G.B. Poética del Espacio)

Pues bien, situada ya en esa suerte de imagen esencial o ideal de mi espacio, me dispongo a recorrerlo. Constance Classen propone la antropología de los sentidos como una actividad sensorial física, pero también cultural. Así, mi percepción está ya condicionada pero además se encuentra “alimentada” por la cultura. La reconstrucción que hoy realizo es entonces subjetivamente importante y singular pues mis condiciones culturales harán que mi percepción sea particular y única. Diferente a cualquiera que haya compartido ese espacio anteriormente, o a quien puedo compartirlo en el futuro. Las condiciones sociales y culturales dentro de las cuales he crecido han hecho de mi sensibilidad sensorial lo que es ahora. Lo que soy capaz de sentir, o percibir, o escuchar está directamente relacionado con una suerte de “educación” sensorial que pude haber o no recibido. Que pude haber o no fomentado.

Empiezo con el olfato de forma inconsciente. Pero talvez porque, recordando a Proust, se que por el olor se puede evocar mejor. Yi Fu Tuan dice que nos hemos alejado del sentido del olfato a medida que la evolución nos acercó a la vista y nos separó del suelo. Pero el olfato sigue teniendo una carga instintiva, animal. Al percibir olfativamente, me encuentro en un espacio imaginado como ser concentrado, división que realiza Bachellard de los puntos de enlace principales con el espacio. Desde ese centro, percibo lo que entra desde lejos, desde no tan lejos, desde abajo (desde la tierra). Es inevitable que el olor me remita a imágenes nebulosas, a objetos cargados se significados, a personas.

El oído y el gusto fueron mucho más concretos. A través de ellos obtuve referencias claras. Sonidos específicos, recuerdos en forma de relatos. A través del tacto las imágenes llegaron con absoluta rapidez. Imágenes de acciones, de texturas, sensación de texturas y de formas. Y otra vez, la forma en su totalidad insertada en un relato. En un suceso no descrito, más bien narrado. Sobrepasando el nivel de la mera visualización comenzaron a llegar las sensaciones mediante las cuales descubrí, o redescubrí mi espacio poético. Un suerte de conocimiento del tiempo pasado, pero también de mi propia subjetividad, a través de una experiencia estética.

¿Es posible que exista una predisposición a la estética? ¿a la poética? Si el ejercicio invita a evocar, a experimentar, a percibir, sin ningún otro condicionamiento ¿Porque mi percepción es automáticamente estética, aún cuando la memoria o la imaginación no necesariamente genera imágenes “memorables” en el sentido positivo del término? ¿La idealización es un elemento subjetivo, o está condicionado a la idea de lo poético?